Este artículo fue publicado en www.ladialecticanacional.es el pasado 29 de junio de 2020. 

La esclavitud ha sido una institución que ha existido durante toda la historia de la humanidad, hasta el siglo XIX, aunque en este momento pervive adaptada a nuestro tiempo. En el mundo clásico romano y helénico los esclavos eran numerosos, provenientes de los prisioneros de guerra, pero también por deudas. Sin embargo, el esclavo como persona sin derechos, podía ser liberado o comprar su libertad, sin estar determinado por el factor de la raza. El cristianismo aportó la apreciación de la dignidad humana, en todas las personas, incluso en los esclavos, lo que hizo que muchos de ellos se hiciesen cristianos, al tener la misma dignidad que un patricio.

En el mundo islámico únicamente los musulmanes quedaban a salvo de ser esclavos, pudiendo los extraños a esta fe ser esclavizados con fundamento en la yihad, o librarse de ella, si se convertían a la fe de Mahoma. En los reinos islámicos, como en el Imperio Otomano, el tráfico esclavista fue uno de los más importantes, por depender la economía agrícola e incluso la formación de sus ejércitos de esta composición. La región del Mar Negro fue una zona depredatoria para los tártaros que vendían esclavos a los genoveses y luego a los turcos en Crimea. 2,5 millones de eslavos (rusos, ucranianos y polacos) serán vendidos para formar la guardia mameluca de Egipto, los jenízaros turcos o poblar los harenes de los grandes hacendados otomanos.

En el Mediterráneo, los berberiscos de Argel venderán millón y medio de españoles e italianos, entre los cuales descollará Miguel de Cervantes, capturado a  su vuelta de Lepanto. A este esclavismo europeo, se sumó el africano, a través de las arenas del Sáhara, el cruce del Mar Rojo o la costa del Índico, donde Zanzíbar se convertirá en el mayor mercado de esclavos de África. 14 millones de africanos serán redirigidos al mundo islámico, en competencia con los provenientes de la India, capturados los soldados del Gran Mogol.

La monarquía española tuvo esclavos, pero no fue esclavista, la mayoría fueron bozales, provenientes del mundo portugués. Lisboa tenía un 10 % de su población esclava africana. El esclavo negro por su exotismo era reclamado en las cortes como doméstico de los grandes nobles. Muchos consiguieron la libertad y alcanzar posición, como el mulato Juan Pareja, pintor y antiguo esclavo de Diego de Velázquez, Juan Latino, profesor de Gramática en Granada, o Juan Valiente, encomendero y muerto en combate al lado de Pedro de Valdivia en Chile.

En los siglos XVI y XVII, unos 350 mil africanos fueron llevados como esclavos a la América española, muy diferentes a lo que será el siglo XVIII en la américa sajona o francesa. El siglo XVIII será el apogeo del comercio triangular, cuando las ciudades atlánticas conformen compañías comerciales que proporcionen armas, ropas y productos poco conocidos a los reinos africanos de la costa, como Dahomey, Benin o el Imperio Songhay, que por su parte se enriquecerán con la venta de 11 millones de africanos para ser trasladados al otro lado del Atlántico.

El café, la caña de azúcar, el tabaco o después el algodón demandarán una abundante y constante mano de obra esclava que partirá a Brasil, el sur de los actuales EEUU y el Caribe. El mercado negrero estará en manos de los británicos en un 34,2%; Francia 14,8%; Holanda 5,8%; Portugal 4,2 % y el resto en manos de las compañías de Indias Occidentales o de Guinea de Suecia, Dinamarca o Prusia.

La revolución industrial nacida de los beneficios de la esclavitud convirtió a Gran Bretaña en la primera abolicionista, en 1807, al no depender su economía ya de la esclavitud.  Los EEUU lo harán después de una sangrienta guerra civil, para evitar la secesión del sur, aunque mantendrán a sus descendientes carentes de derechos y marginados hasta la segunda mitad del siglo XX. España se sumará en Cuba al negocio esclavo para explotar los recursos azucareros, al dar refugio a los hacendados franceses huidos de Haití. Muchos comerciantes barceloneses encontrarán su fortuna en el tráfico negrero cubano hasta 1880, que sea abolida la infame trata.

Considerando épocas más recientes, Arabia Saudí la abolió en 1962, y en Mauritania su última prohibición data de 2007. En el territorio dominado por el Daesh se restableció el comercio esclavista para los no musulmanes. En el mundo desarrollado la esclavitud subsiste a través del tráfico de inmigrantes, que luego deben trabajar en el submundo no controlado por la ley, en connivencia con falsas ONGs.

José Luis Orella