El título original de una de las obras maestras de C. S. LEWIS es precisamente “La abolición del hombre“. Todo un alegato en favor de una educación basada en los valores clásicos, perennes, que han hecho que el ser humano crezca, se desarrolle y progrese en fidelidad a su propia esencia o naturaleza. No vamos hoy a hablar de esa cuestión, sino de otra que es la que nos ha sugerido el cambio de términos, o la variación del apotegma original.
El pasado 24 de marzo, en OpenDemocracy, altavoz digital de la Fundación Open Society promovida por ese gurú del mundialismo llamado George SOROS podía leerse la consigna, alta y clara: “The coronavirus shows it’s time to abolish the family”.
Traduciendo al castellano otras ‘perlas’ del mismo texto, se puede leer en él: “Los hogares son hoy en día una olla a presión del capitalismo (…) se incrementa el trabajo doméstico: la cocina, la limpieza, el cuidado. Pero también se incrementan los abusos de menores, las violaciones y las torturas psicológicas. Pero aunque no pase nada de eso, la familia y su modelo reproductivo apesta. Nos orienta coactivamente hacia un trabajo productivo, nos hace creer que somos individuos, minimiza el coste de capital y maximiza el coste de la mano de obra creando pequeñas estructuras de trabajo doméstico. Nos chantajea con que es la única fuente de amor y cuidado posible. Pero nos merecemos algo mejor. Por eso la dialéctica de las familias vs familias se debe intensificar en esta crisis del coronavirus”.
¿Qué es esto? Pues ni más ni menos que eso, la abolición de la humanidad. El transhumanismo en estado puro. Una multitud innumerable de conciencias cauterizadas, curadas de espanto que diríamos en España, ya no reacciona ante algo que es sencillamente monstruoso por inhumano. Y aquí lo tienen, estas son las ideas avanzadas, este es el camino del progreso que los falsos profetas de la política imponen a las muchedumbres despersonalizadas de nuestro tiempo. Hasta la tragedia de la pandemia les ha resultado útil para impulsar sus proyectos, el aborto, la eutanasia, la ideología de género y, en definitiva, todo aquello que facilite un rápido tránsito a una sociedad de individuos desarraigados, sin vínculos, sin fe, sin familia,… sin nada que les caracterice desde un punto de vista puramente humano.
¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados?