Decía el Mahatma Gandhi que “El capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en su mal uso”. El problema es que este mal uso a veces no se detecta fácilmente cuando se esconde, se difumina o incluso desaparece detrás del entramado de ciertas empresas y organizaciones que pueden ser aparentemente bondadosas o, simplemente, pasan desapercibidas. Como consecuencia de esto, para saber quién está realmente detrás de algo, es siempre muy interesante determinar quiénes salen realmente perdiendo y ganando con ello, especialmente si el beneficio es muy grande.

Rusia invade Ucrania y se embarca en una guerra que no logra ganar, en la que está invirtiendo vidas humanas y dinero sin obtener la ansiada victoria; por su parte Ucrania está siendo masacrada y desangrada. Mientras tanto la industria militar, especialmente la americana, se hace de oro con los medios que están aportando los gobiernos a Ucrania. Entonces ¿quién pierde y quién gana con ello?

Se producen embargos a Rusia y se limita el gas importado desde allí hacia Europa. Por tal motivo el norte de Europa se pela de frío, dado que el 60% del gas que consume para calentarse procede de los gasoductos rusos; como consecuencia de esto, para “ayudar”, buques metaneros americanos suministran gas a Europa; eso sí, a los nuevos elevados precios. Entonces ¿quién pierde y quién gana con ello?

Se limita la importación de petróleo ruso, pero este crudo supone solo un 3% del consumido en USA y un 8% del consumido en Inglaterra, en tanto que para la Unión Europea, el oro negro ruso supone un 27% del consumido, porcentaje que baja en España hasta un simple 4,2%. Sin embargo esta limitación produce un alza extraordinaria del precio del barril de crudo. Si tenemos en cuenta que los tres principales productores de petróleo son Estados Unidos (571 millones de toneladas), Arabia Saudí (561,7 millones de toneladas) y Rusia (554,4 millones de toneladas), todos ellos a una gran distancia del cuarto, que es Canadá (236,3 millones de toneladas), al lograr eliminar a Rusia como competencia en este mercado, indudablemente saldrían beneficiados los dos máximos productores restantes que venderán más petróleo y lo harán a los elevados precios actuales. Entonces ¿quién pierde y quién gana con ello?

Dicen que Ucrania es el granero de Europa y, desde luego, es el país europeo que más cereales produce, alcanzando la cifra de 65.211.480 toneladas. Rusia, por su parte, con sus 117.749.733 toneladas, es el cuarto mayor productor mundial de grano. La guerra ha supuesto un duro golpe para la producción ucraniana y las sanciones pretenden hacer lo mismo con la rusa. Esto ha traído consigo un aumento de los precios de los cereales y de todos los productos que proceden de ellos, y que van desde la harina y el aceite de soja hasta los piensos para el ganado. Si se cortase la producción o la venta de cereales procedentes de ambos países contendientes, aumentaría el mercado para el resto de los exportadores de tales cultivos. En este sentido, los mayores productores de grano del mundo son China (582.660.863 Tm) y EEUU (475.983.881 Tm). Entonces ¿quién pierde y quién gana con ello?

Indudablemente la subida de los piensos para los animales va a encarecer a la larga la carne, lo que está provocando que en ciertos sectores y desde ciertos poderes públicos ya empiecen a plantearse como algo positivo lograr que el ciudadano común se trague los chuletones de laboratorio que busca encajarnos Bill Gates, una persona que, por cierto, siempre gana, sea con lo que sea.

Desde este punto de vista resulta más sencillo comprender qué razones pudieron llevar a que la OTAN pretendiese aceptar la entrada de Ucrania en la alianza, incumpliendo lo acordado con Gorbachov en 1990 y contraviniendo el criterio general de los países europeos, que nunca han considerado buena idea el integrar en la alianza a un país en conflicto con Rusia, tal y como ya le manifestaron a George W. Bush en la cumbre de la OTAN en Bucarest del año 2008. Es sabido que Vladimir Putin puso como condición que no se aceptase a Ucrania en la alianza atlántica para evitar la guerra actual, entonces ¿era tan difícil concedérselo? Con esa negativa ¿quién gana y quién pierde? En la respuesta a esas preguntas está la verdadera razón de la guerra.

 

C.R. Gómez 

C. R. Gómez