El pasado 23 de diciembre de 2021, el Ministerio de Sanidad publicó el informe denominado “Actualización nº 529. Enfermedad por el coronavirus (COVID-19). 23.12.2021” en ese informe, en concreto en la página 14, se dan datos acerca de los casos de Covid detectados entre el 18 de octubre y el 12 de diciembre de 2021, informando acerca del estado de vacunación de los casos referidos.
Ese informe divide a la población por edades en cuatro grupos, que son de 12 a 29 años, de 30 a 59 años, de 60 a 79 años y de ochenta años o más. Es lógico que en tal informe no aparezca como grupo de edad el de 0 a 11 años dado que, recordemos, en la fecha en que fue elaborado no se vacunaba a las personas menores de 12 años.
Con los datos oficiales disponibles queremos averiguar si la vacuna es eficaz o si, por el contrario, su eficacia contra la Covid-19 es similar a la del agua de Carabaña.
También queremos saber si son realistas los datos oficiosos que nos hace llegar la prensa acerca de que los ingresados son mayoritariamente no vacunados o, en el mejor de los casos, la mitad, así como que la probabilidad de que un vacunado acabe ingresado es 14 veces superior a la de un no vacunado.
No es que yo sea precisamente un gran matemático, pero hay ciertos datos que creo que resultan obvios para cualquiera que investigue un poco el informe.
Teniendo en cuenta los datos aportados por dicho informe, podemos extraer de él los siguientes datos:
Extrayendo de dichos datos los porcentajes de vacunados y no vacunados respecto a los casos totales, se obtiene lo siguiente:
Con los datos referidos ya puede observarse que es totalmente falso que la mayoría de los ingresados sean personas no vacunadas o que sean “mitad y mitad”; por el contrario, más del 85 % son vacunados, mientras que los que no lo están se acercan al 15 %, es más, poco más del 10 % de los infectados son personas no vacunadas.
Pero, para ser plenamente justos, estos datos han de ser comparados con el porcentaje de vacunación de los diferentes grupos de edad, porque es obvio que, si toda la sociedad al completo estuviese vacunada, el 100 % de los infectados lo estarían.7
Para conocer el estado de vacunación de la sociedad española es necesario acudir a los datos de población que aporta el Instituto Nacional de Estadística, que ha actualizado la población de España a fecha 1 de julio de 2021 y compararlos con el informe del Ministerio de Sanidad “GIV COVID-19. Gestión integral de la vacunación COVID-19”, de fecha 04/01/2022 y que aporta los datos de vacunación hasta el 3 de enero del año actual.
Sería también injusto no observar que puede haber ciertas diferencias porcentuales entre los datos obtenidos de ambos informes del Ministerio de Sanidad, derivadas de la vacunación masiva ocurrida entre el 12/12/2021 y el 03/01 /2022 como consecuencia de la campaña de Navidad y las reuniones familiares derivadas de ella, así como de la imposición implacable del “pasaporte Covid” en casi todas las comunidades autónomas.
De las fuentes referidas podemos extraer los siguientes datos de población y vacunación:
Estableciendo una comparación entre los porcentajes de población total vacunada y no vacunada y los de población afectada por la Covid dividida también en base a los mismos criterios, se puede llegar a la siguiente tabla:
Es necesario tener en cuenta que la columna “Diferencia entre porcentajes” no se divide en vacunados y no vacunados, porque el valor absoluto de ambos valores sería el mismo.
Con todo ello se puede llegar a las siguientes conclusiones:
PRIMERA: Los datos aportados por el ministerio de Sanidad resultan cuando menos dudosos si observamos el detalle de que, en la población de 80 años o más, aseguran haber vacunado a 2.947.524 personas cuando la población de ese margen de edad, según el Instituto Nacional de Estadística, es de 2.882.410, es decir, 65.114 personas menos, diferencia que se eleva a 66.183 personas si tenemos en cuenta que el propio Ministerio de Sanidad reconoce la existencia en dicho grupo de 1.069 casos sin vacunar afectados por la Covid-19.
En cualquier caso, y a pesar de ello, si hacemos es esfuerzo de dar por buenos los datos del Ministerio de Sanidad, pasaríamos a las restantes conclusiones.
SEGUNDA: No es cierto que los ingresados sean mayoritariamente personas no vacunadas, ni siquiera que se acerquen a la mitad de los casos, sino que su proporción guarda cierta relación con la de personas vacunadas.
TERCERA: En el caso más desfavorable, que es el de las personas de 30 a 59 años ingresadas en la UCI, teniendo en cuenta que la población vacunada es de 18.915.697 personas y, de ellos, 518 están en la UCI (poco más de un 0,0027 %), así como que los no vacunados son 1.871.737, de los que 235 están en la UCI (un 0,0126 %), la relación entre los porcentajes de ambos supuestos nos informa de que los no vacunados tienen un 4,58 % más de probabilidades de acabar en la UCI, es decir, que la probabilidad de que un no vacunado acabe en la UCI es 0,0458 veces superior a la de un no vacunado, cifra que queda muy lejos de esas “14 veces superior” que da la prensa a la ligera. Si tomásemos cualquier otro margen de edad o gravedad, la diferencia sería aún mayor.
CUARTA: Si es cierto que, con los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, la vacunación mejora las posibilidades de no enfermar ni acabar ingresado en la UCI o fallecido, pero lo hace de una forma mucho más ligera de lo que se afirma públicamente.
Como consideración adicional, creo que sería necesario evaluar si la pequeña mejoría en las posibilidades de no enfermar que proporciona la vacuna hace que merezca la pena asumir los riesgos de la misma que, en mi opinión, están siendo deliberadamente ocultados por los poderes públicos. Además, la implacable persecución que están haciendo todos los gobiernos a los no vacunados, hace sospechar la existencia de intereses ocultos ajenos a los posibles efectos positivos de la vacuna.
C.R. Gómez