En esta decimotercera reseña de nuestra serie dedicada a comentar las obras del jurista de Laguarres, pondremos la lupa sobre uno de sus textos más viscerales y enervantes: Navegando contracorriente (título que a su vez da nombre a la jugosa web personal de Grau, en la que regularmente se van publicando sus artículos de actualidad: www.ramirograumorancho.com).
Aparecido en 2015, Navegando contracorriente se alinea junto a otras obras suyas más o menos proscritas y/o silenciadas: si el previo El Mi(ni)sterio Fiscal (2013) fue prohibido –junto a otro lote de títulos– por la Generalidad de Cataluña, y el combativo El feminismo y otras mentiras (2019) supuso para su autor la pública condena del pútrido mass media, obediente a los dictados de la progresía corruptora, en Navegando… nuestro hombre salta de nuevo de la embarcación del Sistema; asimismo, el libro debería ser leído como complemento al sucesivo El naufragio de España, con el que conforma una suerte de díptico “marítimo” sobre el hundimiento de la Patria.
La tesis central de Navegando contracorriente es de un realismo moderado, en cuanto afirma que la sociedad española vive una “franca descomposición, que va camino de perder todas las conquistas sociales por las que tanto lucharon nuestros antepasados: sanidad pública, educación gratuita, pleno empleo, jubilaciones dignas, etc.”. Si este punto de partida calzaba bien a la realidad de 2015, un lustro después el destrozo es de tales proporciones que no queda más remedio que asumir la coyuntura funeraria en la que se revuelca la España terminal de las postrimerías del Régimen del 78, en las zarpas del Nuevo Orden. Sobre esta cuestión –el viraje del Estado de derecho al “Estado de desecho”– trata este libro que habla alto y claro, poniendo nombre y apellidos a los cómplices y culpables del estropicio.
Nueva audacia: el actual régimen socialista-comunista de 2020, repodrido por nulidades de la peor calaña moral (incapacitadas por sistema para la mera actividad política, siquiera en su acepción más rudimentaria –verbigracia el Dr. “Cum Fraude” y demás excrecencias–), ya fue anunciado por el detector Grau en su libro cinco años antes.
Omitiendo la miscelánea que hace las veces de anexo, el autor expone en cuatro partes su lectura del cuadro clínico de ese enfermo agonizante que llamamos España, a saber:
1.- Función pública: este problema no es pasajero, sino estructural e imparable conforme el tiempo avanza; Grau asume la imposibilidad de resolverlo de frente, por cuanto el funcionariado ha sido blindado por la vía de unos emolientes inextinguibles: “Las administraciones se han convertido en un balneario de lujo, un asilo para personas con pocas ganas de trabajar, en muchos casos… y normalmente ‘puenteados’ por directivos de libre designación, asesores ‘a dedo’, pero del color del partido que manda en la administración (es decir, el cortijo, correspondiente), etc.”; don Ramiro ofrece datos y cifras, números contantes y sonantes (al libro remitimos);
2.- Justicia: inextricable, o en su defecto inexistente: “En España no tenemos un verdadero poder judicial, y es hora ya de decirlo, con toda claridad. El poder judicial está subordinado al poder ejecutivo, y los jueces independientes disfrutan de su independencia… pero en juzgados unipersonales, donde las posibilidades de molestar son mínimas”; esta afirmación es tan sólo una evidencia, puesto que ya es de dominio público;
3.- Política nacional: la respuesta a la pregunta de “¿Cuándo se jodió España?” es resuelta en el apartado 41 (pp. 151-153) del libro; Grau responde: “¿Cómo se ha jodido España? Para mí hay varios hitos fundamentales en ese itinerario o vía crucis de cesiones…”; esos hitos serían cuatro, a saber:
– La sentencia del caso RUMASA (1983), con el consiguiente desprestigio del Tribunal Constitucional (devenido “Tribunal Prostitucional”), desde ahora al servicio del poder fáctico (ignorando de paso el artículo 33 de la Constitución);
– La reforma de la Ley orgánica del joder judicial (1985), que iba a permitir la “okupación” por los partidos políticos del inefable CGPJ, y es que “Montesquieu ha muerto” (Alfonso Guerra dixit);
– La sentencia sobre el Estatuto de autonomía catalán (2010); y
– El latrocinio generalizado de los fondos públicos (de ordinario peinados con total impunidad)… sin omitir el enriquecimiento del “Emérito” (cuya fortuna, en 2014, era superior a los 2.000 millones de euros, a tenor de la información suministrada por la prensa extranjera, que no nacional).
4.- Derecho social: con el empobrecimiento masivo de una masa poblacional crujida a impuestos por los cuatro costados, y cuyos efectos traumáticos retrata Grau como paseante atento (p. ej., a través de sus visitas al supermercado, con el descubrimiento del hambre en el prójimo: “un millón y medio de personas pasan hambre en España”; un reconocimiento cuasi-levinasiano en el rostro del otro a tener en cuenta).
Navegando contracorriente no es un libro apto para estómagos agradecidos ni mamelucos del desorden nacional, sino para hacer hervir la sangre a quien leyere (si es que todavía le queda a ese alguien algo de sangre en las venas).
El libro Navegando contracorriente, de Ramiro Grau Morancho, puede adquirirse en la plataforma Amazon o bien en la web de Grau Editores: http://graueditores.com/
José Antonio Bielsa Arbiol