Zapatero, Sala, el Tribunal Constitucional y ahora Iglesias y Sánchez
De aquellos polvos vinieron estos lodos. Me sorprende como todavía hay ingenuos que se escandalizan de ver el resultado electoral en el País Vasco, con la práctica desaparición de los partidos nacionales, y el nuevo problema que se le viene encima a la Nación española, de la que estoy orgulloso de pertenecer, dicho sea de paso.
No pretendo injuriar al Tribunal Constitucional, no vaya a ser que sus Magistrados y Letrados, tan incompetentes a la hora de dictar Sentencias, pues tardan años y años en resolver cualquier litigio, sean capaces de llevarme al Juzgado por injuriarles. Pero no tengo ningún ánimus injuriandi, simplemente me limito a ejercer mis derechos constitucionalmente protegidos a la libertad de expresión y de opinión.
Soy “cliente” del Constitucional y sé con qué alegría desestiman las demandas, sin siquiera molestarse en explicar debidamente las razones por las que han tomado tal decisión, lo que en términos jurídicos llamamos la ratio decidendi. Sus resoluciones, que no sé ni cómo llamarlas, pues no revisten forma de auto, ni siquiera de providencia, son meras comunicaciones de escasas líneas, única y exclusivamente informan de la inadmisión de la demanda. Y aquí paz y después gloria. Vamos, como Felipe II, paradigma del monarca absoluto, pero en el ámbito judicial.
Si es que judicial se puede llamar a un tribunal que realmente no lo es, pues tiene una composición eminentemente política, y actúa con criterios no de legalidad, sino de oportunidad, resolviendo única y exclusivamente aquellos asuntos que le apetece…
Y en el caso de Bildu claro que entró al fondo del asunto, siguiendo los dictados de Zapatero, ese traidor a la unidad de España, a quien sigo sin entender porque no se persigue penalmente por sus presuntos delitos, en lugar de hacerle Consejero de Estado, nada menos. (Claro que no quedaba otra, pues él mismo –tonto, tonto, pero que fabrica relojes- reformó la ley del citado Consejo, para dar cabida en el mismo como consejeros natos a los ex presidentes del gobierno, es decir, a sí mismo…, entre otros. Una ley hecha en su propio beneficio).
Él, que no tiene clara la idea de nación, que es un concepto discutido y discutible, según su tesina de licenciatura en derecho –que no creo se haya atrevido a publicar ninguna editorial, ante la flojedad intelectual del sujeto-, y que, desde luego, la idea del Estado le viene muy grande, para sus cortas entendederas.
¿Y de Sala que podemos decir? Pues que hace ya años que tendría que estar jubilado, dada su edad, comiendo sopita y bebiendo caldito, y así, al menos, dejaría de hacer daño a los intereses generales de la Patria. Es un político metido a juez, que siempre ha hecho política desde el ámbito judicial, como por otra parte les sucede a muchos magistrados, que confunden el poder judicial con el poder político, y creen que es lo mismo. Por supuesto ignoran la división de poderes. Seguramente piensan, como Alfonso Guerra, que Montesquieu ha muerto, y está bien enterrado. Y claro, luego pasa lo que pasa.
Se ha publicado reiteradamente que pertenece a la masonería. Desconozco si es verdad, pues las organizaciones secretas no suelen publicar un listado de sus miembros, pero vistas sus “actuaciones”, no me extrañaría nada.
No teníamos bastante con la crisis económica para que rebrotase el problema catalán. Y ahora la que se nos viene encima, el independentismo vasco. No voy a parafrasear la conocida expresión de que las ratas son las primeras en abandonar el barco, pero casi. Resultan curiosas las declaraciones de destacados dirigentes de ambas comunidades, en el sentido de que ahora España está débil, que se han puesto de acuerdo para intentar resquebrajar la unidad nacional, y que hay que aprovechar la oportunidad…
Nada nuevo bajo el sol, desgraciadamente. También en la Segunda República y durante la guerra civil ambos gobiernos autonómicos se ayudaron y apoyaron mutuamente.
La duda que tengo es si terminaremos como entonces, a tiro limpio. Cataluña tiene 21.000 mozos de escuadra y el País Vasco 8.000 ertzainas, es decir, tienen un ejército profesional de casi treinta mil hombres. ¿Serán leales a la Constitución Española y al Gobierno del Estado o única y exclusivamente a los Gobiernos separatistas correspondientes…?
Ramiro GRAU MORANCHO
Abogado y escritor