APOSTOL.

PATRÓN de España, Guatemala y Nicaragua; de los guerreros, trabajadores, porteadores, sombrereros, calceteros, fabricantes de velas, herreros, farmacéuticos y boticarios; de los peregrinos;

INVOCACIÓN para el crecimiento de las manzanas y los cultivos; contra el reumatismo.

REFRANES:

El verano en la montaña, empieza en Santiago y acaba en Santa Ana.

Santiago de lluvias, año de alubias.

Festividad: 25 de Julio.

Elogio: Solemnidad del Apóstol Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de San Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por Herodes Agripa, fue el primero de los Apóstoles que recibió la corona del martirio.

No se sabe nada de los primeros años de la vida de Santiago el Mayor, aunque se ha establecido que él es el hijo de Zebedeo y Salomé y el hermano de San Juan.

 El título “el Mayor” fue agregado al nombre de Santiago para ayudar a distinguirlo del Apóstol Santiago “el Menor”, quien se cree que fue más bajo que Santiago “el Mayor”.

 Santiago el Mayor fue uno de los primeros discípulos de Jesús.  Santiago estaba pescando con su padre y Juan el Apóstol cuando Jesús llegó a las orillas del mar de Galilea y llamó al pescador. No habían podido atrapar ningún pez ese día, pero Jesús les dijo que sumergieran sus redes en el agua una vez más.

 Cuando los pescadores siguieron las instrucciones de Jesús, encontraron sus redes llenas, y después de vaciar el pescado a bordo, los botes casi se hundieron por su peso.

 Más tarde, Santiago fue uno de los únicos tres llamados por Jesús para presenciar su Transfiguración, y cuando él y su hermano quisieron disparar sobre una ciudad samaritana, ambos fueron reprendidos por Jesús.

 Después de la Ascensión de Cristo, Santiago también predicó el Evangelio a través de Israel y del Imperio romano. Viajó y difundió la Palabra durante casi cuarenta años en España.

 Se dice que un día, mientras rezaba estando en España, la Santísima Virgen María se le apareció en carne mortal sobre un pilar en Zaragoza y le pidió que le construyera una iglesia ahí mismo, lo cual hizo.

Más tarde, Santiago regresó a Jerusalén, donde fue martirizado por su fe por el rey Herodes, quien lo decapitó. Santiago el Mayor es conocido como el primer Apóstol en morir.

 Como no se le permitió ser enterrado después de su martirio, sus restos fueron llevados a Compostela, en España, por algunos de sus seguidores, quienes lo enterraron allí.

 En el siglo IX, sus restos fueron descubiertos y trasladados a una tumba en Santiago de Compostela. Hoy, sus restos aún se pueden encontrar en la Catedral de Santiago de Compostela.

 Debido a que Santiago de Compostela es el lugar más frecuentado por los peregrinos que emigran a Roma y Jerusalén, el Papa León lo declaró un santuario.

SANTIAGO MATAMOROS Y LA BATALLA DE CLAVIJO

La tradición del Matamoros se remonta al reinado de Ramiro I (muerto en el año 850) que sucedió en el trono de Asturias a su tío Alfonso II el Casto (muerto en el 842). Al fallecer su tío, los moros del emirato de Córdoba reclamaron el tributo de las cien doncellas (cincuenta hidalgas y cincuenta plebeyas) que tenían impuesto a los Reinos cristianos del norte. Ramiro I, que estaba en la Bardulia (antiguo nombre de la primitiva Castilla), no quiso entregarles las cien doncellas y se encontró frente a frente con la morisma en Clavijo (la Rioja) donde en la víspera de la batalla, según la tradición, se le aparece en sueños el Apóstol Santiago.

Santiago le comunica al Rey que ha sido designado por Dios como Patrón de las Españas. Santiago anima a Ramiro I al combate y le pide que lo invoque. Los cristianos dan batalla a los moros y en lo más arduo del combate el Rey invoca a Santiago quien se aparece al frente de las tropas cristianas montando sobre un corcel blanco y espada en mano cargando duramente contra los moros. Así, con la sagrada ayuda de Santiago, las tropas cristianas logran derrotar a las musulmanas, matando a más de cinco mil moros en aquella jornada.

Oración:

¡Oh, glorioso Apóstol Santiago!, tú que fuiste el primero en traer el Evangelio a las Españas, tú que fuiste testigo de la  elección de estas tierras por Nuestra Señora, tú que santificas estas tierras españolas con tu sagrado sepulcro, tú que nos ayudaste en la Reconquista a la morisma de esta sagrada tierra española, tú que nunca nos has abandonado ni en la Península ni en las Indias, no nos abandones ahora cuando más te necesitamos. Protege de nuevo, ¡oh glorioso Apóstol Santiago!, a estas tierras de las Españas de todos sus enemigos, tanto exteriores como interiores, y ayúdanos a expulsar de ella la herejía y la apostasía, y restablecer de nuevo el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Santiago y cierra España! Amén.

R.V.