de Bernhard Stavenhagen

 

Una de los mejores conciertos para piano de la segunda fila del repertorio romántico, obra del olvidado Bernhard Stavenhagen, discípulo de Liszt.

 

Bernhard Stavenhagen fue un compositor, pianista y director de orquesta alemán, nacido en Greiz en 1862. Alumno del academicista Theodor Kullak en Berlín y, posteriormente, del innovador Liszt en Weimar, recibió del genio húngaro las principales influencias que configurarían su estilo, así como el entusiasmo por la denominada “Música del porvenir”, de la que sería firme defensor en su cometido como director de orquesta, estrenando obras de los tres grandes sucesores musicales de Wagner: Richard Strauss, Debussy y Schoenberg.

Como pianista virtuoso, su carrera fue vistosa y errante como la de los grandes astros del piano: una década de giras de conciertos por Europa y Norteamérica; el nombramiento en 1890 de pianista de corte del Gran Duque de Sajonia-Weimar, Karl Alexander; una autoridad en la materia que le llevaría, en sus últimos años, a ejercer la docencia en el Conservatorio de Ginebra.

Pero la talla del compositor –conservador, epígono de Liszt– no era la misma que la del pianista-director de orquesta, y aunque podría haber dado mucho más de sí de no haber estado atado a unas futesas meramente circunstanciales, pudo al menos dar claras muestras de talento, ya que no de genio creador, don prominente reservado a unos pocos.

Así y todo, la obra maestra de Stavenhagen es el espléndido Concierto para piano en Si menor, Op. 4 (1894), página concertante de puro relumbre acaso supeditada en la técnica a Liszt, pero con las suficientes ideas propias como para superar el rutinario anonimato de tantos conciertos de campanillas, destacando su estructura cíclica, que confiere al concierto una unidad de estilo harto lograda. Ni que decir tiene que el Concierto, repuesto de tarde en tarde, ha sido la única obra del compositor que ha logrado imponerse en el catálogo del piano concertante fin de siglo.

Frente a este acierto, el resto de la no muy abundante y en gran parte perdida producción de Stavenhagen –una decena de obras con número de opus y otras tantas sin numerar– permanece en la oscuridad de las obras enterradas, incluyendo canciones, piezas para piano, una sonata para piano, un Concierto para piano en La (1912).

Stavenhagen, figura crepuscular de una época que daba sus últimos coletazos antes de la primera gran sangría del nuevo siglo, falleció el día de Navidad de 1914.

 

José Antonio Bielsa Arbiol

 

 

 

José Antonio Bielsa